No es ninguna tontería el sopesar los riesgos futuros que pueden tener nuestras inversiones. El dejarnos llevar por el efecto "manada" puede terminar en hacer algo porque todo el mundo lo hace sin entender muy bien las consecuencias de nuestros actos. Es lo que a muchos les ha pasado con la burbuja inmobiliaria y todavía se preguntan el por qué se desinfló.
Está claro que uno de los problemas más gordos que tiene nuestra economía y nuestra sociedad es el déficit público, que poco a poco va engordando la deuda y esta va adquiriendo proporciones inasumibles. Se entiende así que algunos partidos de ámbito nacional (IU, PODEMOS) y local (CUP, COMPROMIS, EN COMÚN) propusieran que se haga una auditoría y se deje de pagar parte de la deuda. Aciertan en la detección del problema, aunque después de lo de Grecia está claro que no en las soluciones. Si un país o entidad de la Unión Europea decide no pagar su deuda, los demás no lo permitirán. Eso ha quedado clarísimo en los últimos meses.
Entonces, sólo quedan dos caminos: o recortar los gastos o aumentar los ingresos o una mezcla de ambos. Y son dolorosas las dos soluciones. El PP optó por la primera y temporalmente también por la segunda, y después de cuatro años hay que decir que el problema sigue sin resolverse. El déficit en todos los niveles de la Administración del Estado sigue disparado. Quizá en los pequeños municipios se haya solucionado, pero no en las demás instancias.
Esto hace que otro partido de ámbito nacional que se presenta (PSOE) haya decidido incluir en su programa la creación de siete nuevos impuestos. El aumentar la recaudación es la otra vía, y más vendible al gran público que los recortes. Si los nuevos impuestos se presentan como que afectan sólo a los "ricos", entonces pueden ser soportables para la población. Y hoy día, los que invertimos en bolsa, independientemente de nuestro nivel de ingresos, somos considerados "ricos" por los que nos rodean, que no entienden el capitalismo ni la necesidad de que formemos parte del capital social de las empresas. Por tanto, el ir limitando nuestros beneficios y rentabilidad es una posibilidad que se irá implementando según vayan desapareciendo las clases medias y más y más gente vea como una meta casi inalcanzable el salario mileurista. Ahora el salario más común es el setecientoseurista, a no ser que nos movamos en los mundos de "yuppie".
Entonces, ¿qué riesgo fiscal tenemos para el B&H? El más importante es, además de tasas TOBIN y demás, el que los dividendos y la compraventa de acciones empiecen a tener un tratamiento especial en la base imponible del ahorro, y nos encontremos con tipos cercanos al 40% en no mucho tiempo. Esto hace que sea imprescindible diversificar en el instrumento y tipo de inversión, y que junto con acciones y dividendos tengamos también fondos, depósitos y propiedades inmobiliarias. Cuantos más sean los que participen en ese instrumento y tipo de inversión, menor riesgo fiscal. Es lo que se llama "el poder de las urnas".
Este post sólo pretende ser una llamada de atención, un toque para que reflexionemos un poco sobre el tema en este finde que comienza. En este sentido, la diversificación que tiene "el Monje Paciente" en sus fuentes de ingresos (nómina, alquileres, rentas empresariales, depósitos, fondos y bolsa) es un ejemplo para todos nosotros.
Que disfrutéis de estos días.
Un abrazo
Julio